domingo, 20 de noviembre de 2011

Narrativa


NARRANDO ANDO

Elaborado por

Carolina Muñoz
Diana Muñoz


Es importante mencionar que la narrativa se presenta como un juego,  en donde se entrelaza la realidad cultural e individual, en donde el adulto, en este caso el docente resulta ser el organizador y orienta para que las lecturas construyan un mundo para los otros y para sí mismos. Por ende la atribución y la negociación el otro se convierte  en un posibilitador de sentidos, de reconocimiento y reafirmación del yo (Bruner 2003).
“El yo es un producto de nuestros relatos y afirma que sin la capacidad de contar historias sobre nosotros mismos no existiría una cosa como la identidad” (Bruner 2003)
El texto narrativo influye sobre manera en un desarrollo psicológico integral al igual que el cuento, bajo todas sus formas, facilita la adquisición del desarrollo personal y social, como también del lenguaje y aprendizaje de la lectoescritura, (Jara, & et al. 2004; Borzone, 2005).

Estas vivencias de aprendizaje informal deben tenerse en cuenta para comenzar el aprendizaje formal de la lectura, porque reconocerlas posibilitará comprender la individualidad de cada niño y aprovechar sus primeros inicios con la lectura para buscar buenos y habituales lectores (Duque, 2006).
Lo anteriormente mencionado sirve para darnos cuenta que la literatura enriquece, enriquece la mente, la vida y el paso por la vida de otros, en donde se dejan huellas que abren camino a lectores que su imaginación y propia vida enmarcan un camino de riqueza para la lecto-escritura, pues de allí que se diga que la literatura es el único medio por el cual el hombre transforma su realidad y la de los otros.
Por ende esta es una pequeña muestra de lo que despierta la lectura para los niños y por qué no el puente de los adultos para dejar recrear la mente…





UN CUARTO ALBOROTADO

El día sábado resultó ser un día agotador y  desconcertante para Pedro y Thomas, pues después de que estos dos hermanos jugaron todo el día sin parar, al fin cayeron en un sueño algo pesado, tan pesado que con la luz que irradiaba la luna, el tapete del cuarto de los chicos que era en forma de oso despertó, tomó vida, al igual que las ropas que había dejado Pedro en su perchero: una gorra, un pantalón y una chaqueta. Bueno pues tanto fue el ruido que hicieron el oso y la ropa que despertaron a Thomas, pues él sumergido en el sueño escuchaba rondas y saltos que iban sonando con bastante ritmo, en definitiva quedó anonadado, pues la ropa de su hermano y su tapete preferido jugaban y cantaban. Tan atrayentes y divertidos eran las sonatas de las rondas que Thomas se unió a ellos y también despertó a su hermano Pedro quién por un rato al ver el espectáculo quedo paralizado y trastornado, pero al rato se unió a la diversión.
Después de un tiempo de bailar las ropas de Pedro se pusieron algo más alegres y empezaron a bailar de forma alborotada, tan graciosos se veían la gorra, más abajo la chaqueta, después el pantalón y por último los zapatos bailando, que Thomas no paraba de reír y Pedro decidió seguir los pasos de sus ropas y en medio de ellas, decía: -¡mi ropa es igual de roquera a mí! ¡ehhh! Y el tapete oso no se quedó atrás pues hizo sentar a todos y armó un campamento con las cobijas y contó historias sorprendentes de lo que pasaba en la casa de Pedro y Thomas, quienes sorprendidos quedaron en shock, pues no podían creer que además de estos objetos, habían más, que en las noches cobraban vida y salían a disfrutar de toda la casa.
Al otro día, Pedro y Thomas despertaron encima de la alfombra y no sabían si lo que había pasado era un sueño o la realidad… no se quedaron entonces con la incertidumbre y en las noches se hacían los dormidos y pasaban largas horas vigilando y esperando que las ropas y el tapete oso volvieran a cantar, bailar y contar historias; pero así pasaron varios días, varias semanas y se dieron por vencidos o tal vez la imaginación les había tendido una trampa o simplemente les hizo pasar una mala jugada.


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