Por Luís Fernando Morales Quintero
Centro Regional Valle del Cauca
LOS AÑOS MARAVILLOSOS
Mi experiencia con la lectura y la escritura se remonta al año 1986 en Cali, éramos y siempre hemos sido una familia normal, conformada en aquella época y hasta hace algunos años por mis papás y mis dos hermanos mayores. Aunque actualmente, soy el único que vive en la casa al lado de mis padres. En aquel año empecé mi vida escolar gracias a que mi hermano Diego, con mucha dedicación, me enseñó mis primeras letras, despertando en mí unos deseos inaguantables por entrar al colegio y vivir de cerca ese mágico mundo que él había comenzado a mostrarme.
De mi época en el colegio donde cursé todos mis años de primaria tengo gratos recuerdos de mi maestra y de mis amigos de infancia. Traer de nuevo a mi memoria esas imágenes me permiten ver, escuchar y oler de nuevo la felicidad de mi niñez.
Mi primer libro de lectura se llamaba Manolo y fue el que utilizó la profesora Vilma para enseñarme a leer y escribir. Me encantaba hojearlo de principio a fin, me gustaban sus imágenes, sus colores y hacer la lectura de los pequeños textos que traía. De esos años maravillosos hubo dos canciones que se constituyeron como himnos para mí y para mis compañeros:
EL HOSPITAL DE LOS MUÑECOS
Hasta el viejo hospital de los muñecos
llegó el pobre Pinocho mal herido,
el viejo espanta pájaro bandido
lo sorprendió durmiendo y lo atacó.
Llegó con su nariz hecha pedazos
una pierna en tres partes astillada
una lesión interna y delicada
y el médico de guardia lo atendió.
A un viejo cirujano llamaron con urgencia
y con su vieja ciencia pronto lo atendió,
pero dijo a los otros muñecos internados
todo esto será en vano, le falta el corazón
El caso es que Pinocho estaba grave
en sí de su desmayo no volvía
y el viejo cirujano no sabia
a quien pedir prestado un corazón,
Entonces llegó el hada protectora
y viendo que Pinocho se moría
le puso un corazón de fantasía
y pinocho sonriendo despertó
Pinocho, Pinocho hay pobre pinocho
entonces llegó el hada protectora
y viendo que Pinocho se moría
le puso un corazón de fantasía
y Pinocho sonriendo despertó
PUEBLITO VIEJO
Lunita consentida colgada del cielo
como un farolito que puso mi Dios,
para que alumbrara las noches calladas
de este pueblo viejo de mi corazón.
Pueblito de mis cuitas, de casas pequeñitas,
por tus calles tranquilas corrió mi juventud;
por ti aprendí a querer por la primera vez
y nunca me enseñaste lo que es la ingratitud.
Hoy que vuelvo a tus lares trayendo mis cantares
y con el alma enferma de tanto padecer
quiero pueblito viejo morirme aquí, en tu suelo,
bajo la luz del cielo que un día me vio nacer.
Nos encantaban y a la profesora también. Recuerdo que la cantábamos con el mismo entusiasmo hasta que estuvimos en quinto de primaria.
Una historia fascinante que me encantaba ver por la cadena 3 (actualmente Señal Colombia) y que no me perdía nunca era: Las aventuras de Tom Sawyer, me gustaban sus travesuras y su espíritu soñador, siempre seguí su historia capítulo a capítulo, pero fue frustrante ver que después de algunos episodios la sacaban del aire. Posteriormente, me di cuenta que había un libro con el mismo nombre y aunque lo tuve en mis manos, no lo leí porque no sentí la misma emoción.
Una vez llegó mi hermano a la casa con un libro que se llamaba: Mis historias bíblicas, un texto que hacía un recuento de los personajes más importantes del antiguo y el nuevo testamento, recuerdo que lo leí de principio a fin, porque me encantaba por sus dibujos a todo color y por lo emocionante de sus historias.
Siempre fui muy tímido y aún lo sigo siendo, pero cuando estaba en cuarto de primaria, la profesora Vilma me pidió que declamara un poema en la celebración del día de la madre y como tenía que hacerlo con la niña más bonita del salón, no me opuse, me lo aprendí de memoria y muy rápidamente. Al final todo salió muy bien.
En 1992 empecé el bachillerato en la Normal Departamental de Varones de Cali, porque desde que mi hermano y yo éramos niños, mi mamá siempre pensó que la profesión de maestro constituía un buen proyecto de vida para nosotros… y no se equivocó. De mis años en la Normal recuerdo a la profesora Zorayda, una de las docentes de lengua castellana que tuve en el bachillerato, era muy dedicada con su labor, en cada clase nos envolvía con su discurso histórico sobre cualquier tema que estuviéramos trabajando. Con ella leímos Huasipungo, La isla misteriosa, María y cuando estuvimos en grado undécimo algunos capítulos de La Ilíada, La Odisea y Don Quijote, capítulos que después fueron representados teatralmente.
Mis años en la Normal fueron muy significativos y tengo muy bellos recuerdos de aquella bella época.
LA ESCRITURA Y EL AMOR
Mis experiencias amorosas han sido muy pocas debido a mi timidez, razón por la que mis declaraciones de amor siempre las he hecho a través de la escritura, siempre he pensado que en este tipo de situaciones es mejor escribir, porque se tiene el tiempo necesario para pensar muy bien lo que se quiere decir y porque es una manera de escabullírsele a los nervios. La mayoría de veces me ha dado resultado, aunque fue frustrante ver que la primera vez que lo hice no me dio resultado. A mi novia actual la conquiste escribiéndole cosas bonitas.
Lunita que alumbra mi camino con su luz maravillosa,
Uniendo nuestras vidas con su bella sonrisa,
Irradiando alegría eterna para mí,
Soportando con tu amor todas las dificultades,
Alcanzando la felicidad que me fue esquiva por años,
Manteniendo viva la ilusión de tenerte junto a mí por siempre,
Aumentando mi cariño, mi respeto y mi amor por ti, la niña de mis ojos que
Rompió y desapareció la tristeza de mi existencia,
Imponiéndose como la cosita más importante de mi propio mundo, porque te
Amo con todas las fuerzas de mi corazón y quiero estar contigo hasta la infinidad de los años.
EL DESCUBRIMIENTO
En el año 2004 empecé la licenciatura, desde el primer semestre comencé a realizar ejercicios escriturales y me di cuenta que poseo una destreza para escribir con claridad, creatividad y mucha imaginación, sobre todo, cuando se trata de escribir textos narrativos y dramáticos. Esta habilidad me ha servido mucho en mi labor como docente de lengua castellana, porque ha permitido mejorar mis prácticas de enseñanza y porque gracias a ella me he destacado en eventos importantes del colegio donde trabajo como la semana cultural, el día del idioma y las izadas de bandera.
Finalmente, al hacer un repaso sobre lo que ha sido mi existencia, puedo darme cuenta y hacer la reflexión que los procesos de lectura y escritura han sido parte fundamental en mi vida como estudiante, docente y persona.